Eleca Clinic

La otoplastia es una cirugía que en las manos de alguien con experiencia tiene pocos riesgos. No obstante, si tu otoplastia ha salido mal, te contamos qué puedes hacer para solucionarlo. 

Lo primero, decir que una otoplastia en principio “no está mal hecha”. Las cirugías tienen complicaciones, y existe un proceso de inflamación y cicatrización que depende de factores externos, como la propia condición genética del paciente, que puede producir efectos indeseados sobre el resultado. 

Ni qué decir tiene, que la experiencia, cuidados y actos preventivos que tengamos ayuda a disminuir el número de complicaciones que podemos tener. Por eso es importante que cualquier cirugía estética, incluida la otoplastia, sea realizada por un cirujano plástico con experiencia. Esto ayuda a minimizar el riesgo de complicaciones y aumentar las posibilidades de obtener los resultados esperados. Además, es imprescindible seguir las indicaciones postoperatorias del médico especialista para una recuperación precoz y reducir el número de complicaciones. Si una otoplastia tiene un mal resultado, o da problemas, es fundamental buscar atención médica para abordarlos y considerar opciones de tratamiento o corrección en caso de ser necesario. 

La otoplastia es una cirugía que no es excesivamente compleja para el tipo de intervenciones a las que nos enfrentamos los cirujanos plásticos. El reto no es técnico, es más tener la habilidad de conseguir que partiendo de la anatomía única de cada paciente, consigamos el mejor resultado posible y más natural. 

Hacer una otoplastia, es mucho más que pegar una oreja. Es conseguir unas orejas compensadas, bonitas, naturales. En nuestra experiencia, es una cirugía con una recuperación rápida y de la que quedáis muy contentos. Además, os ayuda mucho a recuperar la autoestima, sobre todo en determinadas situaciones donde soléis esconder las orejas: al recogeros el pelo, en días de viento, en verano con el agua… Por eso nos gusta tanto esta cirugía, porque no sólo mejoráis estéticamente, sino porque también os ayudamos mucho mentalmente. 

Por desgracia, hay pacientes que nos consultáis porque os habéis realizado una otoplastia en otro centro, los resultados no son lo que esperabais y queréis saber si con una “otoplastia secundaria” podemos solucionar esta situación. Vamos a repasar qué situaciones nos encontramos y en qué podemos ayudaros. 

Principales síntomas de que tu otoplastia no ha salido bien y qué debes hacer

 

  • Infección: es importante aprender a identificar los signos de infección para poder consultar cuanto antes y poner un tratamiento precoz. Una infección en la oreja, puede tener consecuencias severas. La oreja se inflama, pero además se pone roja, aumenta la temperatura y duele con el roce.  En ocasiones, puede hasta salir pus. Hay que consultar cuanto antes para poner un tratamiento antibiótico tópico u oral precozmente, en función de cómo se encuentre la oreja en el momento de consultar.
  • Dolor: si el dolor es desde el principio de la cirugía, lo normal es que con el tiempo remita solo. Puede quedar alguna molestia (sobre todo con determinadas posturas) que según van pasando los meses suele desaparecer. Si no es sólo molestia, si no que duele considerablemente, y persiste más de dos semanas, el tratamiento con corticoides locales puede ayudar a bajar la inflamación más rápidamente y aliviar ese dolor.
  • Cambios en la corrección de la oreja a los meses: siempre os comento que la oreja durante los primeros meses “se relaja suavemente”. Movimiento que es importante conocer y contar con él en el momento de la cirugía, para obtener el resultado deseado. Es un movimiento prácticamente imperceptible, solo se aprecia en fotos, ya que ocurre muy lentamente. Lo que no es normal es que la oreja haya perdido casi completamente lo que se había corregido, o que visualmente vuelva a ser una “oreja despegada”. Lo vemos mucho en otoplastias hechas con hilos (“otoplastia sin cirugía”). Son pacientes que quedan muy contentos, pero que a los pocos meses, y poco a poco, vuelven a tener sus orejas prácticamente como antes. Este problema, realizando una otoplastia secundaria en las manos adecuadas, nos puede dar el resultado que buscamos.
  • La oreja está pegada, pero no es natural: contáis que véis la oreja más pegada, pero que no está compensada, por lo que el resultado no es como esperabais y buscáis otra manos que reviertan esta situación. En principio “pegar una oreja es fácil, lo difícil es que quede una oreja natural”. Aquí son muchas las razones por las que podéis consultar para hacer una otoplastia secundaria… Desde que la zona central está muy pegada (problema difícil de corregir), hasta que la parte superior está despegada (más asequible). Así que la recomendación es que pidáis valoración en persona, para tocar el cartílago, ver qué cicatriz habéis hecho… En definitiva, evaluar qué ha pasado en la anterior intervención, para ver si se puede hacer algo y corregir la cirugía. 
  • Pérdida de audición: no debe ser una complicación atribuible a una otoplastia. Quizás disminuya un poco la audición las primeras horas/días por el vendaje y la inflamación local, pero no tocamos en absoluto el conducto auditivo ni la transmisión hacia el interior.  Lo más seguro, es que no se deba a una complicación de la otoplastia. Es extraordinariamente infrecuente.
  • Orejas asimétricas: en este punto hay que ser razonable, y antes de operarnos, nos han debido explicar que las orejas no son iguales, ni antes, ni después de operarnos. La gente que tiene obsesión con que sean absolutamente iguales, desde mi punto de vista no deben operarse, porque nunca quedarán contentos. Dicho esto, sí cabe esperar que después de una otoplastia las orejas queden, sin ser iguales, muy parecidas. Hay que entender como normal una diferencia natural como la que podemos tener en todos los órganos pares del cuerpo. Cuando consultáis para ver si se pueden parecer más entre ellas tras una otoplastia, suelen ser cosas más llamativas. En ese caso (salvo circunstancias excepcionales como cicatrices retráctiles en la zona de la concha) sí se puede solucionar con una cirugía secundaria. 

Consecuencias de una otoplastia con resultados no satisfactorios.

La primera consecuencia es que no estáis contentos a nivel estético con el resultado. No dejáis de veros las orejas, siguen siendo el foco de vuestra miradas cuando os miráis en el espejo, o en una foto… Cuando os operáis y estáis contentos, “ las orejas dejan de ser un problema”. Digamos que os olvidáis de ellas. Ahí es cuando sabemos que realmente estáis contentos, cuando venís a consulta con coletas bien altas y enseñándolas y estáis orgullosos de poder mostrarlas.  

Pero una otoplastia con un mal resultado, también puede llevar incluso a una pérdida de autoestima, volvernos más retraídos y desconfiados. Cuando nos consultáis para ver si os podemos ayudar en ese caso, nos encontramos con personas con sentimientos encontrados. Por un lado, hay una mezcla de enfado y desilusión; pero por otro lado, hay una persona esperanzada porque alguien pueda ayudarle a solucionar ese problema de manera definitiva. 

¿Se puede corregir una otoplastia mal hecha?

Para corregir una otoplastia con éxito, desde luego debemos empezar por buscar a un verdadero especialista en esta cirugía. Es lo que más aumenta las probabilidades de éxito. Nuestra función entonces es ser realistas, analizar vuestro caso y deciros con total sinceridad si os podemos ayudar o no. 

Una cirugía secundaria siempre es más compleja (primero porque no sabemos exactamente qué ha hecho el anterior cirujano); pero también porque a los tejidos les llega peor la sangre, hay más cicatriz… Pero nada a lo que no estemos acostumbrados. La clave es analizar qué ha pasado en la anterior cirugía y qué podemos mejorar. Siempre que veamos que sea factible, que en muchos casos sí lo es, os intentaremos ayudar. 

Si estás pensando en hacerte una otoplastia, sigue estos consejos para un resultado exitoso

Lo primero es empezar por buscar un cirujano plástico con experiencia en otoplastia. Esto es vital porque nos va a ayudar principalmente por dos razones:

En primer lugar, porque la probabilidad de tener complicaciones disminuye mucho con la experiencia. Alguien con experiencia, sólo con ver la forma de la oreja, la calidad y grosor de la piel, cómo se conforman los pliegues, resistencia del cartílago… Sabemos qué problemas nos podemos encontrar en esa cirugía. Tenemos menos probabilidad de “sorprendernos” en quirófano. 

Pero en segundo lugar, es que cuando tienes experiencia y aparece alguna complicación (que puede pasar), tienes los recursos y conocimientos adecuados como para detectarlo lo más precozmente y darle una buena solución lo antes posible. 

Otro buen consejo es que sigáis las indicaciones del cirujano. Cuando os pedimos que durante 5 días estéis tranquilos tras la operación, es precisamente para disminuir las complicaciones. Lo que queremos es que tengáis menos inflamación, menos sangrado, que tengáis la menor cicatriz posible y que os recuperéis cuanto antes. También os pedimos que durante 3-4 semanas no hagáis deporte… No es capricho, es importante. Insistimos mucho en seguir las indicaciones dadas, porque para un buen resultado y una recuperación precoz, es básico el trabajo en equipo: que cirujano y paciente caminemos en una misma dirección.

En nuestra clínica creemos mucho en el seguimiento postoperatorio INTENSIVO. Es básico para que estéis más tranquilos y os sintáis acompañados en una situación desconocida y delicada para vosotros. Por eso os llamamos todos los días desde la intervención para deciros qué hay que hacer, resolver dudas y ayudaros con las curas. Al menos hasta que vengáis a hacer la primera revisión con nosotras, las doctoras. De esta forma, si hay una complicación, podemos detectarla lo antes posible, lo que es básico para una buena resolución. 

Este seguimiento tan cercano es de lo que más agradecéis (así nos lo hacéis saber en las opiniones) y lo que más tranquilidad nos da a nosotras para que la otoplastia vaya según lo previsto. 

Opiniones

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Buscamos el equilibrio entre mente y cuerpo del paciente para mejorar su vida.